Comentarios a la lectura del libro Diseño digital de Javier Royo
en la red existe una profusión de opciones
–contenidos, lugares, objetos de compra, ambientes, foros de discusión–.
La mayoría son gratuitas. Incluso –y en especial– los placeres.
Esther Dyson, Release 2.1 (1998)
Los fines de de la historia (tiempo), la geografía (espacio) y la política (poder) aludidos por Mosco (2005) en su libro Sublimidad Digital, comienzan a ser transparentes y se corrobora el mito ante la arrebatada velocidad de la Era de la Información precedida por las de la imprenta, la electricidad, la radio y la televisión que impactaron en su época, y que continúan vigentes, a cuya segunda le debemos la posibilidad de podernos conectar a un mundo digital y del ciberespacio, y cuyas tercera y cuarta son integradas a ella.
Los primeros logros informáticos, acontecidos a partir de la segunda mitad del siglo pasado, auguraron la modernización de los sistemas educativos, en un principio. Posteriormente, dados los alcances tecnológicos logrados por visionarios ingenieros creativos diseminados especialmente en Europa y en los Estados Unidos, los ojos de grandes conglomerados empresariales se interesaron en las dotes publicitarias y propagandísticas que alcanzarían el éxito de sus productos. El diseño publicitario fincó raíces en el cúmulo de herramientas digitales emergidas durante la trayectoria tecnológica digital con sus infinitamente maleables electrones, capaces de trascender los límites espaciales, temporales y materiales (cambio de átomos a bits). Antes, diseños memorables catapultaban el poder de la publicidad y de la identidad de los productos surgidos por el beneficio de la electricidad y la aeronáutica (Braun, Lufthansa). Diseñadores de enorme talla entonces aportaron su talento al terreno del arte gráfico. Nombres provenientes de la Escuela Bauhaus inseminaron y dieron luz riquezas invaluables en tipografía, fondo, forma, espacio y tiempo en el diseño.
Las necesidades sociales incitan a su satisfacción creativa. Sin embargo, en ocasiones, los avances científicos y tecnológicos forjan las necesidades que apuestan a su evolución. Por ejemplo, en cuanto los celulares aparecieron en escena, nace la importancia social de entrar en un juego mercantil y social inextinguible. Se aceleró la mecánica organizacional de sectores público y privado y a los involucrados, es decir, la población, no quedó más que entrar en esa vorágine tecnológica; de ahí que surjan las necesidades inexistentes con anterioridad. ¿Qué dio la cara primero, el remedio o la enfermedad, la enfermedad o el remedio? No obstante, es innegable que las herramientas digitales han sido aprovechadas en un mundo de mitos, poder y ciberespacio, en la vertiginosa vida de la informática, de la información. Y no hay más que ver en el libro Diseño digital de Javier Royo, los avatares de la ruta que ha forjado una industria gigantesca que involucra tanto a los países desarrollados como a los que están en vías de desarrollo, conducidos por las potencias bajo cuyo dominio se mantiene el planeta, y sometidos hasta el punto del demérito de su hábitat por sus intereses económicos y de poder.
Gracias al diseño digital a nuestro alcance, la creatividad, junto con los sueños, placer gratuito de la época, el acoplamiento a las estructuras sociales demandantes se nos facilita y corresponde a las exigencias actuales. Comunicación electrónica, redes sociales (las comunidades existentes se fortalecen y surgen nuevas comunidades "virtuales" a partir de la creación de redes conformadas por personas que comparten intereses, compromisos y valores), aulas educativas ciberespaciales, se nos plantean como una nueva forma de interrelación (la violencia criminal no invade a las comunidades virtuales), comunicación y distribución del conocimiento.
¿Qué más puede haber en adelante?
Liliana Calatayud
Xalapa, Ver., a 26 de junio de 2011.
ENTREGADO!
ResponderEliminarQue diferencia de comentario, además de la profundidad la reflexión. Gracias por compartirlo.
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